Tejeda, corazón de Gran Canaria, de sus entrañas surgieron los volcanes primigenios que fueron conformando la isla y que nos dejaron como regalo dos de los iconos mas representativos de la misma, el Roque Nublo y el Roque Bentayga.
Tejeda es piedra, ladera y barranco, en sus 103 kilómetros cuadrados pura naturaleza salvaje detenida en el tiempo, parte de ella ha podido ser domesticada por sus habitantes a lo largo de la historia para una simbiosis con miles de años de existencia. D. Miguel de Unamuno, en una estancia en nuestra isla a principios del pasado siglo, y ante tal magnánime estampa, la calificó como una “tempestad petrificada”.
La totalidad de su superficie es el corazón de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria desde el año 2005, además es parte fundamental de la concesión por parte de la UNESCO como patrimonio mundial de la humanidad a Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, como un ejemplo que representa la evolución de las culturas insulares marcado por el aislamiento del resto del mundo, desde los primeros pobladores de nuestras islas hasta la conquista por parte de los castellanos. El Almogarén del Bentayga era uno de los lugares de culto más importantes de la cultura aborigen, siendo además uno de los últimos bastiones en ser rendidos en dicha conquista.
Unido a todo lo anterior nos encontramos con hasta 4 figuras más de protección que le afectan de manera directa: Parque Rural del Nublo, Monumento Natural del Roque Nublo, Paisaje Protegido de las Cumbres y Reserva Integral de Inagua. Pese a todo los habitantes de Tejeda han sabido adaptarse y convivir con su entorno, en este proceso armonioso destacan los almendreros, que han poblado gran parte del territorio y que durante muchos años fueron la base de sustentación de muchas familias, gracias a la recolección de la almendra (producto estrella de la afamada repostería). Fruto de ello, y desde 1970, Tejeda celebra la Fiesta del Almendro en Flor, una exposición de la cultura y tradiciones canarias que puede ser disfrutada el primer fin de semana del mes de febrero, coincidiendo con la época de floración, que tiñe el municipio de un manto de color blanco y rosado. La fiesta fue declarada de interés turístico regional en 2014 y de interés turístico nacional en 2021.
Al caer la noche podemos disfrutar de una de las puestas de sol más mágicas de toda Canarias e incluso de España, como principales protagonistas el Roque Nublo, el Bentayga y al fondo el pico Teide, todos ellos en una fotografía donde los colores anaranjados parecen abrir las puertas a otro mundo. Ya de noche cerrada Tejeda ofrece uno de los cielos más limpios y claros donde pode observar el firmamento, ello fue parte fundamental en la concesión a la isla de Gran Canaria como destino turístico Starlight en 2017. A esto también ha contribuido notablemente la sustitución de la totalidad de las luminarias del alumbrado público por tecnología LED, con menor gasto energético y con la reducción muy significativa de la contaminación lumínica, enemiga acérrima de esta actividad.
Al patrimonio natural hay que unir el cuidado y sensibilidad por parte de todos los habitantes y del consistorio municipal de la estética de las viviendas y espacios auxiliares, el color blanco de las mismas unida a los tradicionales tejados, hacen que Tejeda sea uno de los pocos pueblos de la isla que mantenga su reminiscencia como lo que sigue siendo hoy en día, un pueblo.
En el año 2015 fue nombrado como “Uno de los Pueblos Más Bonitos de España” (el primero de toda Canarias), algo que significó un antes y un después en su historia reciente y que contribuye a un esfuerzo colectivo en mantener y mejorar día a día tal condición.
Tejeda es hoy en día símbolo del turismo rural y natural de todo el archipiélago.
Además de todo lo anterior, en el municipio podemos encontrar dos actividades cuasi extintas en el resto de las islas que contribuyen notablemente a la conservación y cuidado de nuestro entorno más inmediato. Por un lado, la trashumancia, donde los ganados del norte de la isla son trasladados a Tejeda por los caminos tradicionales de cientos de años de historia, en busca de los pastos con los que seguir alimentando a sus animales. Por otro lado, el carboneo, donde la leña de diferentes árboles, fundamentalmente el almendrero, es “cocida” a fuego lento mediante técnicas tradicionales para convertirlas en carbón vegetal con un alto poder calorífico, superando en calidad a otros provenientes de diferentes partes del mundo. Actualmente la asociación “Charamusco Carboneros de la Cumbre” trabaja en pos de este mantenimiento.
Mediante estos oficios, cada vez más en peligro de extinción, se contribuye notablemente a la reducción de la potencialidad de los incendios forestales, algo de lo que por desgracia se sabe bastante en este pueblo, gracias a la limpieza que se realiza durante gran parte del año.
Tejeda además está en pleno proceso de desarrollo de la “Red Riega Tejeda” un proyecto que llevará el agua de las zonas altas del municipio, donde nace la mayor parte de la misma, hasta las zonas bajas, destinada al riego de los pequeños bancales que pueblan las laderas del municipio y que en antaño fueron también base de la subsistencia de la población local. Todo ello contribuirá a un mantenimiento del medio ambiente, así como el fomento de los productos de kilómetro 0 que tan necesarios se están haciendo cada vez más.