Situado en pleno corazón de Andalucía, a una hora de distancia de Granada, Córdoba y Jaén, y a poco más de la Costa del Sol, Priego es el destino turístico, cultural, monumental, paisajístico y gastronómico que cautiva desde un primer momento a todos los visitantes que deciden acercarse hasta la conocida como Capital del Agua y del Barroco, descubriendo en esta localidad toda una sinfonía de nuevas experiencias y sensaciones.
Desde el punto de vista monumental, Priego ofrece al visitante uno de los cascos históricos más interesantes de Andalucía, gracias a una fisonomía y unidad que lo hacen único. En un recorrido por este verdadero paraíso para los sentidos, el visitante retrocederá en el tiempo por las angostas y sinuosas callejas del Barrio de la Villa, que lo conducirán hasta el balcón del Adarve, impresionante colada de travertino que explica, en parte, la ubicación de la ciudad. Muy cerca, la parroquia de la Asunción y el sobrecogedor Sagrario, verdadera joya del Barroco andaluz, junto al que se encuentra el Castillo, que con sus gallardos y austeros volúmenes nos recuerda el papel que Priego jugó durante los siglos finales de la Edad Media. En las iglesias de la Aurora, San Francisco, San Pedro, San Juan de Dios, Mercedes y Angustias, seguiremos admirando la profusa decoración barroca, así como una interesantísima muestra de imaginería religiosa, entre las que sobresalen varias obras atribuidas a José de Mora, Alonso de Mena y Pablo de Rojas, autor este último de Ntro. Padre Jesús Nazareno, cuya subida al Calvario en la mañana del Viernes Santo es uno de los momentos de mayor impacto de la Semana Santa prieguense.
Dentro de la arquitectura civil, de obligada visita son las Carnicerías Reales, el Paseo de Colombia y el recinto monumental de la Fuente del Rey, que alberga a la Fuente de la Salud, de influencia manierista y la propia Fuente del Rey, con sus 139 caños y en la que perviven las formas barrocas, a pesar de iniciarse su construcción en el año 1802.
Pero junto a su carácter monumental, Priego ofrece también al visitante la posibilidad de disfrutar intensamente de la belleza cautivadora de sus aldeas, y por supuesto, de la naturaleza en estado puro, gracias a su ubicación en el Parque Natural de las Sierras Subbéticas, en el que su riqueza paisajística y la importante red de senderos, lo han convertido en uno de los enclaves más visitados del sur de la Península.
A todo ello hay que unir la intensa actividad cultural de la localidad, con una interesante programación en la que sobresalen durante la temporada estival los Festivales Internacionales de Música, Teatro y Danza, así como las numerosas exposiciones, conferencias, charlas y congresos que jalonan el calendario cultural a lo largo de todo el año.
Atractivos monumentales, paisajísticos y culturales que se completan con una serie de actividades que el visitante puede realizar durante su estancia en Priego, como son las visitas guiadas, las catas dirigidas de aceite o un relajado baño en un hamman árabe, sin olvidar el gran número de plazas hoteleras con las que cuenta el municipio entre hoteles, apartamentos turísticos, casas rurales, camping, alberque y granja escuela, que abren un sin fin de posibilidades al viajero de cara a su descanso.
Y para reponer fuerzas nada mejor que degustar uno de los platos de la cocina prieguense, que se caracteriza por la riqueza, variedad, calidad y cantidad de los productos de las ricas vegas y las fértiles tierras de la comarca empleados en su elaboración, entre los que destaca el aceite de oliva, hoy bajo la Denominación de Origen ‘Priego de Córdoba’. El ‘relleno de Carnaval’, morcilla de cebolla, rabo de toro, empanadillas de jamón, flamenquines, chivo frito o asado, conejo en salsa o una amplia variedad de verduras, entre las que destacan las collejas, son algunos de los platos más destacados, sin olvidarnos del típico turrolate, uno de los manjares de la repostería de Priego.
Todo este atractivo conglomerado de sensaciones, sabores, colores y olores hacen de Priego un particular mundo de experiencias que merece la pena conocer y vivir con intensidad.